martes, 29 de junio de 2010

Circuito Valles Calchaquíes Valles Calchaquíes
Recorrido turístico por excelencia donde la naturaleza e historia se combinan de una manera única para el deleite del turista.

Partiendo de la ciudad de San Miguel de Tucumán por RP 301 con dirección sur, podrá visitar las Ruinas Jesuíticas de San José de Lules, llegando después a la ciudad de Acheral. Desde allí hacia el oeste se toma RP 307 bordeando el Río Los Sosa y atravesando la Reserva Natural homónima. El Monumento al Indio, situado a 1.100 metros de altitud, se encuentra a mitad de camino. Continuando por esta ruta colmada de vegetación se llega al Valle de Tafí, enmarcado entre el cerro Muñoz y las cumbres del Mala Mala y dividido por el río Tafí. En su centro se destaca el embalse La Angostura. En la margen sur del dique se halla la localidad de El Mollar, cuyo atractivo más destacado es la Reserva Arqueológica de los Menhires, vestigio de un pasado rico en cultura y expresiones primitivas.

Continuando por RP 307, se accede a Tafí del Valle, pintoresca villa turística y portal de entrada a los Valles Calchaquíes. Situada a 2.000 metros de altura, en ella se puede visitar el Conjunto Jesuítico de La Banda edificado durante el siglo XVIII, donde se exhiben pinturas de la época virreinal y restos arqueológicos de las culturas Tafí y Santa María. Para conocer el valle y disfrutar de su entorno, resultan ideales las caminatas y cabalgatas organizadas por prestadores locales.

Siguiendo camino hacia el norte por RP 307 ingresamos a los Valles Calchaquíes, la primera localidad es Amaicha del Valle, ubicada a 2.200 metros sobre el nivel del mar. Es rica por su historia precolombina y por la producción de exquisitos vinos caseros (vino “patero”), alfajores, turrones y quesillos, y por la tradicional Fiesta Nacional de la Pachamama.

A pocos km, y siempre por RP 307, nos encontramos con la renombrada RN 40, por ella hacia el norte se encuentra el acceso a las Ruinas de Quilmes, último reducto de esa población indígena antes del asedio español. Por la misma ruta, se encuentra Colalao del Valle, última localidad en tierras tucumanas casi en el límite con Salta.

»Duración del circuito: 1 día en automóvil (todas las villas veraniegas poseen servicio de alojamiento con excelentes opciones si desea estirar su paseo).

» Fotos
» Distancias
» Mapa
» Destacados
OTROS CIRCUITOS
» Ciudad Histórica
» Sur
» Valle de Choromoros
» Valles Calchaquíes

Distancias desde San Miguel de Tucumán
» El Mollar 103 Km
» Tafí del Valle 107 Km
» Quilmes 183 Km
» Amaicha del Valle 183 Km
Circuito de Las Yungas Las Yungas

La naturaleza, junto a hermosos paisajes, se adueña de este circuito, el cual comienza a pocos kilómetros de la capital. Nos dirigimos por Avenida Mate de Luna hasta el Cristo, monumento que delimita a la ciudad de San Miguel de Tucumán con la de Yerba Buena, introduciéndonos por avenida Aconquija a esta pintoresca y residencial localidad junto al cerro San Javier. En los últimos años ha sido centro de la vida nocturna de los tucumanos, debido a la variedad de discotecas, bares y restaurantes en donde se puede disfrutar de un clima agradable con temperaturas más frescas que en la ciudad capital, ya que se encuentra a mayor altura.

El recorrido continúa por Av. Solano Vera, pasando por el ex. Ingenio San Pablo, testimonio de la industria azucarera, la más importante de Tucumán. Subiendo el camino se llega a Villa Nougués, localidad que data de 1.899, donde se destaca una capilla de aires medievales y la hostería. Desde sus balcones se puede disfrutar del esplendor de Las Yungas y de una vista panorámica de la ciudad de San Miguel de Tucumán.

Por el mismo camino de cornisa y a unos pocos kilómetros se arriba a la villa del cerro San Javier, que nació en 1.942, donde se puede pasar una agradable jornada y disfrutar del paisaje. Luego de empalmar con la RP 341 el camino nos conduce a la localidad de Raco, tierra que enamoró a Atahualpa Yupanqui. Unos kilómetros después se llega a El Siambón donde se puede visitar el monasterio de los monjes Benedictinos y disfrutar de los dulces allí elaborados. Cercano al lugar el Country del Siambón permite disfrutar de su cancha de golf con pronunciados desniveles.

Regresando por RN 9 se encuentra el Dique Celestino Gelsi, más conocido como “El Cadillal”, donde se pueden practicar actividades náuticas y pesca, en un entorno natural de singular belleza. El viaducto El Saladillo, obra destacada de la ingeniería, es otro punto destacado de este recorrido. El final de este paseo será la ciudad de San Miguel de Tucumán.

» Duración del circuito: 1 día en automóvil (todas las villas veraniegas poseen servicio de alojamiento con excelentes opciones si desea estirar su paseo).

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OTROS CIRCUITOS
» Ciudad Histórica
» Sur
» Valle de Choromoros
» Valles Calchaquíes

Distancias desde San Miguel de Tucumán
» San Javier 25 km
» Villa Nougués 23 Km
» Raco 53 Km
» El Siambón 58 Km
» El Cadillal 26 Km
Destacados
» Vista panorámica de la capital desde San Javier
» Visite a los monjes Benedictinos de El Siambón
» Comer empanadas en Raco
Costumbres
Una de las costumbres más arraigada de la región lo constituye la siesta, tradición inamovible que paraliza todas las actividades comerciales. Los paseos entonces para los turistas que no se recuestan durante estas horas, están conformados por los parques y recursos naturales en las afueras de las ciudades. A partir de las 17 Hs, la actividad vuelve a su curso normal.
Los hallazgos arqueológicos

Los más antiguos encontrados en la región datan de más de 10 mil años. Consisten en puntas de proyectil, raspadores, cuchillos, restos de alimentos y trabajos de cuero y madera. Los testimonios de arte rupestre pertenecen a una etapa posterior, relacionados con el final de la etapa precerámica. La economía de los hacedores de este arte, se basaba en el cultivo de papas, maíz, ají, quinoa, zapallo, porotos, y otros cultivos autóctonos de la región. Domesticaban a la llama y la alpaca, animales productores de carne y leche, y de carga a la vez. El período agroalfarero temprano, corresponde a los años 2500 antes del presente, los asentamientos poblaciones pasaron a ser sedentarios, y bajo estas culturas se desarrollaron los antiguos habitantes de Tafí. El crecimiento demográfico se hizo evidente en culturas como los Quilmes, quienes desarrollaron el trabajo del bronce.

martes, 8 de junio de 2010

Historia
Ruina de los Quilmes
Ruinas de los Quilmes
Ruina de los Quilmes
Casa de Obispo Trejo
Iglesia de Tucumán
Interior de casa de la independencia

El nombre de "Tucumán" conllevó a lo largo de toda la historia gran resonancia, los indígenas con su clamor contra la conquista española, la vinculación con el oro de las Indias que le otorgaron los primeros españoles, su mítica ubicación como la "tierra del oro blanco", demostraron que estas tierras ejercieron siempre un gran poder de atracción. El Tucumán de los tiempos de la conquista abarcaba un vasto territorio, comprendía desde Córdoba al norte, hasta la Quebrada de Humahuaca, actual territorio comprendido dentro de la región noroeste de la República Argentina, región donde se asentaron los pueblos diaguitas, los más avanzados del sur del continente, poseedores de una agricultura del riego, un fino arte de la cerámica y de los textiles y una extensa percepción del mundo y del más allá. Durante el período colonial "Tucumán" fue el centro demográfico, económico y comercial del Río de la Plata; ya que constituía la ruta obligada desde y hacia el Alto Perú. Más tarde, al quebrarse los lazos coloniales, las provincias debieron mirar hacia el Atlántico. Tucumán fue poseedor de un gran crecimiento económico basado en la explotación azucarera en las primeras décadas del presente siglo. La Ciudad capital y la provincia toda albergaron a una importante inmigración y consecuente mezcla de razas, la cultura y costumbres de la ciudad se convirtieron en cosmopolitas perdiendo su raíz norteña, provinciana y andina.

Antes de la llegada de los conquistadores, la región estaba habitada por distintos pueblos indígenas: los diaguitas-calchaquíes, asentados en toda el área montañosa del oeste tucumano; y hacia el este de la provincia pueblos menos evolucionados como los lules y vilelas. Los primeros se dedicaban al cultivo del maíz, el zapallo y la quinoa en un complejo armado de andenes y terrazas dotadas de un avanzado sistemas de irrigación. Eran hábiles tejedores y alfareros, las materias primas para sus telares la obtenían de los guanacos, llamas y vicuñas, que además le proporcionaban carne y leche. Una incipiente actividad minera les proveía de armas y utensilios. Se organizaban bajo la dirección de un cacique, pese a ser pacíficos, hacían uso de sus armas cuando veían amenazados sus territorios. Los lules habitaban a orillas del río Salí y vivían de la caza y la pesca, eran adeptos a la danza y la música, eran muy buenos guerreros y se destacaban por su ferocidad.

Los primeros europeos que incursionaron este territorio fueron Diego de Almagro, quien camino a Chile en 1535 atravesó los Valles Calchaquíes; el mismo recorrido hizo años más tarde Diego de Rojas para establecer un nexo entre Lima y la costa atlántica avanzando por las llanuras orientales, pero su emprendimiento se vio frustrado al encontrar la muerte en una flecha envenenada. En 1549 Juan Nuñez de Prado, también procedente del Perú penetró en el territorio de Tucumán y levantó el primer asentamiento denominado: ciudad de El Barco. Esta ciudad fue trasladada dos veces de sitio. La segunda vez se instaló definitivamente a orillas del Río Dulce, con el nombre de Santiago del Estero, convirtiéndose en la primera población hispana estable de la provincia de Tucumán, Juríes y Diaguitas, creada en 1564 y gobernada entonces por Francisco Aguirre. Para contener los ataques de los diaguitas, el gobernador Aguirre encomendó a su sobrino Diego de Villaroel la fundación de un nuevo asentamiento en la salida de los cordones montañosos del Aconquija y, asegurar así la protección de los caminos que avanzaban por los llanos. En 1565, nació San Miguel de Tucumán, bajo la invocación del "arcángel San Miguel". Fueron varios los fundamentos para establecerse en la región: la fertilidad del suelo, apto para sembradíos, las bondades del clima y la aparente mansedumbre de los pueblos indígenas que la habitaban. En ellas se llegaron a registrar 250 habitantes que explotaban la zona con el cultivo de algodón, la cría de mulas y vacunos y la explotación de maderas Sin embargo, hacia 1630, un levantamiento calchaquí puso fin a tanto esplendor. En las llamadas guerras Calchaquíes, los indígenas fueron prácticamente diezmados. Al hostigamiento constante de los indígenas se le sumaba la calidad del agua, a la cual se le atribuían enfermedades como el bocio. Una orden real autorizó el traslado de la ciudad a su actual emplazamiento, el teniente gobernador Miguel de Salas y Valdés la refundó en 1685. En esa época, Tucumán abarcaba además de su actual territorio, unos 700.000 km2 donde su ubicaban las ciudades de Jujuy, Salta, Catamarca, La Rioja, Santiago del Estero y Córdoba. Cuando en 1776 se creó el Virreinato del Río de la Plata pasó a formar parte de él y siete años más tarde se integró a la provincia-intendencia de Salta.

Tucumán se hizo eco de los acontecimientos de Mayo ocurridos en Buenos Aires en 1810. Se convirtió en escenario de hechos fundamentales de la historia argentina, prestando apoyo a Belgrano en la batalla de Tucumán, o siendo sede del Congreso que declaró la Independencia de la patria el 9 de Julio de 1816.

La provincia no volvió a sufrir en forma directa los avatares de la guerra de la independencia, pero los conflictos civiles se encargaron de ensangrentarla. En 1819, el general Bernabé Aráoz se puso a la cabeza de la gobernación y un año después proclamó la República de Tucumán, que incluía dentro de sus límites a Santiago del Estero y Catamarca. El enfrentamiento entre Aráoz y Güemes culminó en 1821, cuando los tucumanos derrotaron a las tropas de Salta y Santiago del Estero. Pese a ello, Abraham González, el jefe del ejército vencedor depuso a Aráoz. Catamarca y Santiago del Estero obtuvieron su autonomía, quedando la provincia reducida a sus límites actuales. Los conflictos internos permanecieron en la provincia por la lucha de poder, protagonizada por Bernabé Aráoz, Diego Aráoz y Javier López. Tras años de choques entre unitarios y federales, la victoria federal favoreció el encumbramiento de Alejandro Heredia, quien se perpetuó en el poder hasta 1838, año en que fue asesinado. Tras una nueva lucha de poderes, después de la caída de Juan Manuel de Rosas, el gobernador federal Caledonio Gutiérrez se sumó a las filas de la Confederación y Tucumán se vio arrastrada a nuevas convulsiones políticas y militares, entre las cuales se destacan varios enfrentamientos con las provincias limítrofes. En las décadas posteriores en la provincia se sucedieron varias revoluciones como la encabezada por el caudillo Angel Vicente Peñaloza, apodado Chacho, contra el centralismo porteño; y el levantamiento de Felipe Varela entre otros. Hacia 1880 en la provincia de Tucumán comenzó a reinar el orden jurídico y constitucional.

Los hallazgos arqueológicos

Los más antiguos encontrados en la región datan de más de 10 mil años. Consisten en puntas de proyectil, raspadores, cuchillos, restos de alimentos y trabajos de cuero y madera. Los testimonios de arte rupestre pertenecen a una etapa posterior, relacionados con el final de la etapa precerámica. La economía de los hacedores de este arte, se basaba en el cultivo de papas, maíz, ají, quinoa, zapallo, porotos, y otros cultivos autóctonos de la región. Domesticaban a la llama y la alpaca, animales productores de carne y leche, y de carga a la vez. El período agroalfarero temprano, corresponde a los años 2500 antes del presente, los asentamientos poblaciones pasaron a ser sedentarios, y bajo estas culturas se desarrollaron los antiguos habitantes de Tafí. El crecimiento demográfico se hizo evidente en culturas como los Quilmes, quienes desarrollaron el trabajo del bronce.





Instrumentos Musicales Autóctonos
  • Charango: instrumento de cuerda, el cuerpo es de caparazón de quirquincho y posee entre 4 y 5 cuerdas que son templadas con los dedos.
  • Erke: instrumento de viento de origen quechua. Mide entre 3 y 7 metros de largo. Consta de trozos de caña ahuecados. Se lo utiliza en la celebración de Corpus Christi.
  • Caja: se trata de un tambor de forma cilíndrica que los indígenas construyen con un tronco ahuecado con extremos de cueros de cabra curtidos.
  • Quena: flauta sin embocadura, de cinco agujeros delanteros y uno posterior. Actualmente son de caña, aunque los indígenas primitivos los hacían con tibias, maderas duras o tierra cocida. El sonido que produce es melancólico.
  • Bombo: tambor producido en una sola pieza de madera de ceibo ahuecado con base rítmica del folklore argentino.